jueves, 2 de febrero de 2012

                                 La personalidad


La personalidad está formada por una serie de características que utilizamos para describirnos y que se encuentran integradas mediante lo que llamamos el yo o "sí mismo" formando una unidad coherente.

Entre estas características se encuentra lo que en psicología se denominan rasgos (como agresividad, sumisión, sociabilidad, sensibilidad...); y otros aspectos que las personas utilizan para describirse, como sus deseos, motivaciones, emociones, sentimientos y mecanismos para afrontar la vida.

Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad.

La personalidad a través del tiempo. Estabilidad y cambio

La personalidad está determinada por los genes, que nos proporcionan una gran variedad de predisposiciones. Pero el ambiente y las experiencias de la vida (padres, sociedad, amistades, cultura, etc.) se ocupan de moldear todas esas posibilidades en una dirección u otra. Por tanto, aunque podamos cambiar nuestra forma de ser, lo hacemos en base a esas características de personalidad con las que hemos venido al mundo.

Los estados de ánimo influyen también en el comportamiento, de modo que una persona puede variar en función de sus cambios de humor.

La personalidad sana

La personalidad psicológicamente sana y equilibrada tiene las siguientes características:

· Es flexible. Se trata de personas que saben reaccionar ante las situaciones y ante los demás de diversas formas. Poseen un repertorio amplio de conductas y utilizan una u otra para adaptarse a las exigencias de la vida.
· Lleva una vida más variada, realizando diversas actividades, en vez de centrar su vida alrededor de un mismo tema.
· Es capaz de tolerar las situaciones de presión y enfrentarse a ellas y no se viene abajo ante las dificultades y contratiempos.
· Su forma de verse a sí misma, al mundo y a los demás se ajusta bastante a la realidad.

¡Es importante llevar una vida con una personalidad sana, ya que esta nos ayuda a enfrentar cualquier tipo de situación que se nos presente en la vida!

APRENDE A CRITICAR SIN DESTRUIR




La crítica destructiva transmite mensajes totalmente condenatorios a diferencia de la constructiva, que coloca la connotación negativa específica dentro de un contexto general positivo. La crítica destructiva ataca a toda la persona, sin dejarle ninguna salida, mientras que la crítica constructiva no se dirige hacia la persona, sino hacia aquellas acciones específicas que sí pueden modificarse.
¿Cómo convertir tus críticas en constructivas?
1. Delimita el comportamiento que quieres criticar.
2. Haz que tu crítica sea lo más específica posible.
3. Asegúrate de que el comportamiento que criticas es posible de cambiar, y si no es así, no lo critiques.
4. Usa enunciados en primera persona y evita amenazas y acusaciones.
5. Asegúrate de que la otra persona entiende tu crítica y la razón de la misma. No farfulles ni hables
demasiado rápido. Ni siquiera la mejor de las críticas sirve si la otra persona no entiende lo que le
dicen.
6. No insistas demasiado. Una crítica larga y repetitiva induce, simplemente, a que la otra persona desconecte. Tampoco conviertas tus críticas en discursos; cuando el que escucha se aburre, no presta atención.
7. Ofrece incentivos para el cambio de comportamiento, y comprométete a colaborar para resolver la
situación.
8. No dejes que tus propios sentimientos negativos tiñan lo que estás diciendo. Cuida de que tu voz no
transmita matices de hostilidad o sarcasmo. Evita los gestos coléricos como pueden ser los puños
contraídos, el ceño fruncido y los dedos acusadores. Las actitudes no verbales deben reforzar tus palabras en vez de contradecirlas.
9. Demuestra tu empatía con los sentimientos o con el problema de la otra persona.
10. Resérvate la crítica para el momento y el lugar adecuados. Una crítica espontánea puede llevarnos a
decir cosas que no tenemos realmente intención de decir, o a expresarnos de manera destructiva.
11. Considera la posibilidad de prevenir una reacción hostil a tu crítica prediciendo la reacción de la otra
persona: "Sé que te puedo decir esto porque eres capaz de tomarlo bien".
12. Si tu crítica produce resultados positivos, reconócelo y agradécelo verbalmente.
Artículo tomado de:
Taller para padres o tutores
“Ayudándonos a promover la adaptación saludable de nuestros adolescentes”
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA EDUCATIVA.

En la búsqueda de los conocimientos previos en los niños para una asimilación en nuevos contenidos.




En la búsqueda de los conocimientos previos en los niños para una asimilación en nuevos contenidos.

En el trabajo de aula muchas veces es necesario indagar qué nociones tienen los niños en relación con los contenidos que queremos enseñar a nuestros alumnos.

No se trata solamente de indagar qué es lo que ya saben sobre la información específica que pensamos desarrollar. Por ejemplo, en muchos casos es posible que los alumnos no tengan ninguna información sobre los temas históricos que planificamos enseñar. No obtendremos respuesta si les preguntamos qué saben sobre las guerras de independencia; tampoco se trata de que los niños tengan que adivinar los contenidos de los programas escolares.

Se trata de encontrar dentro del repertorio de nociones sociales que los niños ya tienen, aquellas que pueden vincularse a los nuevos contenidos, es decir, aquellas desde las cuales podrían asimilarse los nuevos contenidos. No sabemos si los niños tienen conocimiento de las guerras en cuestión, pero sí sabemos que alguna noción sobre la guerra tienen. Y, si pretendemos que los niños aprendan significativamente determinado tema, la noción que tengan construida del mismo, deberá desempeñar un rol fundamental en los significados que otorguen a este nuevo contenido.

Proponemos entonces un trabajo de “anticipación” que nos permita conocer cuáles son las ideas de los alumnos sobre el tema y qué problemas se plantean en torno al mismo. En este sentido, se afirma que es la planificación de los contenidos que queremos enseñar la que nos indica qué ideas infantiles indagar.


Artículo tomado de:
Aisenberg, Beatriz (1993), “Para qué y cómo trabajar en el aula con los conocimientos previos de los alumnos”, Antología de Historia y su enseñanza II. Quinto semestre.
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA

“Para querer a los demás… primero quiérete a ti mismo”




El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial no se basa sólo en nuestra forma de ser, sino también en nuestras experiencias a lo largo de la vida. Lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás (familia, amigos, etc.), las sensaciones que hemos experimentado, todo influye en nuestro carácter y por tanto en la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Una persona con baja autoestima suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Además, necesita de la aprobación de los demás pues tiene muchos complejos. Suele tener una imagen distorsionada de sí mismo, tanto a lo que se refiere a rasgos físicos como de su valía personal o carácter. Todo esto le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con otras personas. Le cuesta hacer amigos nuevos y está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él, pues tiene un miedo excesivo al rechazo, a ser juzgado mal y a ser abandonado.
Una persona con una autoestima alta, en cambio, tiene las siguientes cualidades:
· Posee una visión de sí mismo y de sus capacidades realista y positiva.
· No necesita de la probación de los demás, no se cree ni mejor ni peor que nadie.
· Muestra sus sentimientos y emociones con libertad.
· Afronta los nuevos retos con optimismo, intentando superar el miedo y asumiendo responsabilidades.
· Se comunica con facilidad y le satisfacen las relaciones sociales, valora la amistad y tiene iniciativa para dirigirse a la gente.
· Sabe aceptar las frustraciones, aprende de los fracasos, es creativo e innovador, le gusta desarrollar los proyectos y persevera en sus metas.
Para intentar aumentar nuestra autoestima debemos ante todo empezar por ser nuestros mejores amigos, saber que no hay nada ni nadie en este mundo más importante que nosotros mismos. Por eso hemos de aceptarnos tal y como somos, pensando no existe nadie mejor ni peor, aunque todos seamos diferentes, pues en eso se basa la diversidad humana.

Recuperado el día 30 de enero de 2012 http://www.psicoactiva.com/arti/articulo.asp?SiteIdNo=134

En la victoria lo merecemos, en la derrota lo necesitamos”




Casi todas las estadísticas mundiales muestran que el alcohol es la droga más utilizada por la población juvenil, incluyendo a los niños.
En años recientes el uso y abuso alcohólico ha aumentado exponencialmente, debido en gran medida a las condiciones socioculturales y económicas de nuestros países.
El uso y abuso de alcohol en adolescentes es un enorme factor de riesgo dada las condiciones emocionales en que ellos se encuentran y el clima de inseguridad y violencia presente en nuestras sociedades.
La tendencia a la impulsividad, a no medir las consecuencias de sus actos y a ceder ante las presiones grupales hace que el panorama sea aún más preocupante.
Un adolescente puede recurrir al alcohol en momentos de celebración, pero con mayor frecuencia este se convierte en un arma de retaliación hacia los adultos significativos, tales como los padres o los profesores, a veces es un aliviadero de tensiones y otras en un medio para competir con sus compañeros o amigos.
El alcohol, a medida que aumenta su concentración en la sangre, deprime la corteza cerebral y afecta los centros nerviosos, dejando a las emociones casi sin control.
En el adolescente, y en algunos adultos también, con frecuencia aparecen sentimientos de omnipotencia, de que el mundo es de ellos y no hay quien los detenga.

Recuperado el día 31 de enero de 2012 http://www.psicoactiva.com/arti/articulo.asp?SiteIdNo=337