El
Universo tiene unos 10.000 millones de años, la Tierra unos 4.600 millones de
años y la aparición de la vida unos 3.500 millones de años. Aquí se inserta el
origen de la Humanidad, en el orden de los primates cuya evolución se ha
producido en los últimos 70 millones de años aproximadamente. Nuestra familia
zoológica modificó su aparato dental y comenzaron a caminar erguidos. Mejoraron
su lenguaje y, por extensión, su desarrollo cerebral. Finalmente,
pertenecemos a la subespecie Homo sapiens sapiens.
Nuestra
cultura encierra la experiencia que cientos de miles de individuos y grupos han
aportado a lo largo de los siglos. En todo este proceso la socialización, la
actuación en grupo, es una de las principales características que han asegurado
el éxito de la especie.
Las normas culturales cohesionaban y aseguraban las
prácticas individuales y grupales en estos niveles de cooperación, sentido de
la colectividad e igualdad.Esta
historia ha estado plagada –por suerte– de conflictos. La Historia no existiría
sin conflictos, sin que las personas, los grupos y la propia especie, hubieran
realizado propuestas distintas ante situaciones similares. Los conflictos son
los que permiten que funcione la capacidad adaptativa a situaciones nuevas variables.
Por ello, cada situación histórica es fruto de la experiencia de los actores
que la conforman (individuos y grupos interrelacionados),con las múltiples
variables ofrecidas desde muchos campos del desarrollo humano.
Así,
los grupos han ordenado y articulado la satisfacción de sus necesidades a
través de la interacción recíproca, la conciencia de grupo, la existencia de
objetivos, valores y actividades compartidas, la estabilidad y duración relativa
de las mismas, y la identificación social.
Finalmente,
es en los procesos de socialización –y «pacificación » diríamos nosotros–, que
se producen en cualquier momento histórico, cuando se llega a alcanzar la
conciencia de uno mismo, a través del reconocimiento e interiorización de los
otros.
En
tal sentido, resaltar el papel del altruismo, la solidaridad, y la cooperación,
así como otras actitudes (dulzura, ternura, amistad,...), explica gran parte de
nuestros comportamientos habituales. Desde
esta perspectiva podemos afirmar que las experiencias pacíficas, de
intercambio,
cooperación, solidaridad, diplomacia, etc. han sido dominantes en la Historia.
Así
pues, cuando los ciudadanos permanecen en éstas, las ciudades llegan a ser más
fuertes y más felices; pero sin la concordia ni una ciudad podría ser bien
regida ni una casa bien administrada. (Jenofonte, Memorables 4.4.16.1.)
Licenciatura en Psicología
Educativa- Quinto Semestre
Materia:
Formación en Valores V
Docente: José
Guadalupe Serna
Referentes
Bibliográficos:
Extraído del libro de
Muñoz, F& López, M. Historia de la Paz. Instituto de la Paz y los Conflictos: Universidad de Granada. Recuperado el 12 de Diciembre del 2012 de
Muñoz, F& López, M. Historia de la Paz. Instituto de la Paz y los Conflictos: Universidad de Granada. Recuperado el 12 de Diciembre del 2012 de
No hay comentarios:
Publicar un comentario