La respuesta puede hallarse en
diversas áreas, sin embargo en esta ocasión nos enfocaremos en la educación
artística. La cual se ha limitado muchas veces a trabajos como dibujos en
libreta de cuadricula, dejando de lado otros
recursos como la música.
Como docentes e incluso como padres de
familia se puede reconocer cómo los niños tienden a producir
sonidos; golpean el banco con sus colores, juegan con su boca, aprenden
canciones, las reproducen en diferentes contextos y hacen otras expresiones
relacionadas con la música. Esto se debe, como Domínguez (2004) lo menciona, el
niño de seis a ocho años presenta una agudeza mayor en su sentido auditivo que
en los otros sentidos. Es
importante utilizar la
música de manera constante, en momentos en el que el docente crea oportuno.
Entre las características de la música
que utilice en sus actividades, se debe tener en
cuenta el uso de las cualidades del sonido: intensidad, timbre, altura y
duración, que de hecho son reconocidas por los niños, ya que las utilizan en
sus juegos, de forma natural (Domínguez, 2004).
Además la música puede ayudar en dificultades
que el alumno presente, en especial las relacionadas con actitudes, ya que como
Domínguez (2004) menciona, los sonidos están relacionados con recuerdos y estados de
ánimo, por lo que es posible acceder así a los
sentimientos del alumno.
Es primordial que el docente elija
música que se adapte a las necesidades y capacidades del alumno, tomando en
cuenta que gracias al manejo de melodías, la dinámica de clase puede cambiar de
manera significativa. Así mismo es necesario utilizarla en el momento adecuado
y no abusar de su uso.
Alumna: Daniela Cazares Santos
Licenciatura en Educación
Primaria- Séptimo Semestre
Referentes
Bibliográficos:
Domínguez, S. (2004) Suena divertido.
México: Musical Iberoamericana
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