Las clases en el aula deberían pensarse sobre todo en función del eje apatía / entusiasmo. Tal vez deberíamos dejar de lado toda otra consideración metodológica. Los profesores solemos enfrentarnos con esa actitud temida y clásica de desconexión y desinterés por parte de los alumnos, como si estos hubieran dejado allí sus cuerpos y estuvieran en otro lado.
Dado que la fuerza del entusiasmo personal es la única fuerza capaz de alentar el crecimiento y de ofrecerle al individuo la energía suficiente para enfrentar los obstáculos presentes en el camino de todo deseo o todo logro, me parece que tenemos que partir de ella en el trabajo de pensamiento que nos proponemos con el currículo escolar. Puede parecer un desvío, pero recordemos que la experiencia del pensamiento que no ancla en la sensibilidad es una experiencia meramente formal y sin sentido. Tareas de este tipo, bien afirmadas en el reconocimiento del mundo sensible del alumno, permiten construir un diálogo verídico de desarrollo insospechado.
Artículo tomado de:
El portal educativo del Estado argentino Educ.ar http://educ.ar/
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA EDUCATIVA.
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