1. CONSUMIR ALIMENTOS ORGÁNICOS.
Estos productos buscan evitar el daño ambiental, no
contienen pesticidas ni abonos químicos y jamás se manipulan
genéticamente. Se han hecho muy
populares por respetar tiempos, limpieza y nutrientes del ingrediente.
2. COMER MÁS
FRUTAS Y VERDURAS.
Tomar de tres a cinco piezas, ya sea en forma de jugo o
directamente. Su fibra, vitaminas,
antioxidantes y minerales mantendrán en mejores condiciones al sistema digestivo
e inmunológico.
3. BEBIDAS PARA
MANTENERSE HIDRATADO.
Una copita de vino tinto no vendría mal. Algunas de las bondades de esta bebida actúan
acelerando y estimulando el trabajo de los órganos relacionados con la digestión.
4. MÁS CARNES
MAGRAS Y MENOS ROJAS.
Las carnes magras son aquéllas que tienen menos de un
10% de grasa, y rojas, las que contienen un porcentaje mayor de hasta 30%. De entre las magras se considera a la vaca y
la ovena, mientras que entre las grasas están el cordero, el cerdo y el pato.
Para
conseguir una alimentación balanceada es necesario utilizar la Pirámide
Alimentaria. Es una herramienta que guía
para consumir los alimentos necesarios y poder cubrir los nutrientes que
necesita el cuerpo para su buen funcionamiento, tales como: calcio, fibra,
fósforo, vitaminas, hierro, ácidso, proteínas, minerales, etc.
“El padre de toda
enfermedad puede ser un virus, pero la madre de las enfermedades es una mala
alimentación”. Refrán mexicano.
Alumna:
Laura Gaheta Alemán
Licenciatura
en Educación Primaria - Séptimo Semestre
Referentes
Bibliográficos:
Sosa,
A. (2012). Sana alimentación. Revista
Citylife,8 (102), 18-19.
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