Los años de la primaria forman parte de los más
inclusivos años intermedios de la niñez, en que ocurren cambios de carácter
emocional, social e intelectual, en una corriente continua hacia la asimilación
de los modos de pensar y comportarse de los adultos. El progreso es desigual, hay muchos
retrocesos, y regularmente ocurren desgracias.
Sin embargo, en ese periodo, es decir, entre los seis y los doce años,
se pueden ver tres impulsos generales.
Uno de ellos se dirige hacia una creciente facilidad de las capacidades
físicas y neurofisiológicas, aunque no ocurran cambios corporales
espectaculares antes de que termine el periodo.
Una segunda corriente consiste en una inequívoca
liberación de la influencia del hogar hacia una mayor influencia de los
compañeros. Y una tercera es el aumento
constante de la capacidad de pensamiento lógico, conceptualización y empleo de
simbolismo, más cercano al estilo del adulto que al del niño. Al mismo tiempo, los años intermedios son
años en que se forma el carácter y se consolidan los rasgos de personalidad,
años en que hay un gran interés por aprender, una enorme curiosidad y un enorme
impulso hacia la aventura independiente.
Los niños de seis y siete años tienen ligas sólidas con los niños de
cinco años que ellos fueron, así como los de ocho que llegarán a ser.
La
edad en que el niño cursa su educación primaria es la más importante para
alcanzar su desarrollo y ser competente en su manera de proceder en la sociedad
y en su vida diaria.
Referentes
Bibliográficos:
Cohen, (1997), Los años intermedios: de los seis a los doce, p. 136.
Alumna:
Laura Gaheta Alemán
Licenciatura
en Educación Primaria - Sexto Semestre
Formación
Ética y Cívica
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