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lunes, 20 de agosto de 2012

Tips para ser un padre del siglo XXI





La responsabilidad de ambos padres de hacerse cargo de los hijos se puede asimilar a la forma en que vemos. La naturaleza nos provee de una visión en tres dimensiones por medio del trabajo asociado de dos ojos, lo que permite apreciar bien la profundidad de los objetos. Cada uno de los ojos ve el mundo en forma parecida, pero desde su propia posición.
El parto: el momento en que se sella la intimidad padre-hijo
En nuestros tiempos se ha popularizado la tendencia de que los padres asistan al parto de sus hijos, acompañando a la madre. Se vive entonces una de las experiencias humanas más hermosas. Durante el parto se experimenta mucha alegría, admiración, alivio y orgullo. Se trata de un momento que sella la intimidad de la relación entre el padre y el hijo. La experiencia cercana de contacto en las primeras horas favorece una vinculación mejor desde el niño al padre y desde el padre a su hijo. En ese momento se empiezan a conocer y a aceptar mutuamente.
Padres que no avergüenzan, no amenazan y no sobreprotegen
Un niño se estima a sí mismo cuando se siente amado, aceptado y valorado, cuando siente que sus padres lo encuentran seguro, independiente y confiable. Un hijo siente el amor cuando el padre se lo dice con sus caricias, cuando le habla con voz agradable y suave, cuando lo mira sin contradicciones y cuando le dice "te quiero". Un hijo se siente aceptado cuando se le valora por lo que es y no por lo que el padre quisiera que fuese.
El padre debe aceptar a su hijo con sus defectos y con sus malas conductas, con lo que no le resulta y con lo que no es capaz de hacer. El padre lo deja avanzar, aunque sepa que cometerá errores. Lo prepara para enfrentar lo inexplicable e inevitable y lo acompaña cuando tiene que soportar las consecuencias. Además, el padre no lo avergüenza, no lo amenaza y no lo protege en exceso. El padre lo estimula para que avance y para que no abandone lo que debe terminar. También, lo deja intentar las cosas para que aprenda a valerse por su cuenta y le hace sentir que no responderá con rechazo ante sus errores.
Por último, un niño confía en sí mismo cuando el padre lo ha hecho sentirse orgulloso de sí, de las cosas que hace bien y esto lo hace creer en sus capacidades. El padre no lo compara con los demás y le ayuda a sobrellevar los fracasos.
El amor a los hijos requiere tiempo
Cuando se piensa en cómo hacer mejor las cosas con las personas que queremos, suelen aparecer ideas como: "haría más, lo haría mejor, dedicaría más tiempo...."Las personas suelen percibir que el tiempo que se utiliza en relacionarse es una buena inversión. Se reconoce que es mejor compartir más con los amigos, dedicar más tiempo a la familia o disfrutar de los hijos estando más con ellos. Además, las personas aprecian más las cosas en las que invierten energía o aquellas que les demandan un esfuerzo mayor.
Una buena relación con los hijos requiere de tiempo para amar y esfuerzo para relacionarse. La comunicación del padre con su hijo requiere un desarrollo hacia la intimidad, la confianza y el conocimiento. Esto se logra con tiempo, el que todo padre debe estar dispuesto a entregar.
Se requiere tiempo:

·         Para hablar con franqueza y decir lo importante con los hijos, para explicar lo difícil, para pedir lo que puede ser ingrato o para decir con claridad lo que se piensa y lo que es necesario,
·         Para ver crecer a los niños, para observar como aprenden, como descubren el mundo o como se maravillan con lo que descubren,
·         Para pensar en los problemas que tienen los hijos y en cómo resolverlos, para darles límites que los protejan,
·         Para emocionarse y sentir con los hijos, para estar junto a ellos cuando desarrollan su afectividad,
·         Para establecer la confianza, para permitirles a los hijos que se sientan capaces y para que descubran lo que pueden esperar de su padre,
·         Para jugar con los hijos, para reír con ellos y para descubrir lo que los hace gozar,
·         Para estar en silencio junto a uno de los hijos, para disfrutar de su sola presencia,
·         Para sentir y disfrutar del amor que ellos dan.
Criar es “frustrar amorosamente”.
A menudo los padres se preguntan si existirá alguna "buena receta" para criar a los hijos o si alguien tendrá las respuestas a todas las dificultades que aparecen. ¿Cómo criar sin equivocarse?
Mejor aún si lo hace junto a la madre. Además, debe aceptar que parte importante de su trabajo es poner límites y frustrar algunos de los deseos de sus niños. Los niños tienden a buscar las cosas que les producen placer y a evitar lo que no les gusta. Desgraciadamente para ellos parte de la adaptación social depende de tener que renunciar a lo placentero y aceptar lo difícil. Si de los niños dependiera, ninguno se levantaría temprano para ir al colegio todos los días. Por otro lado, afortunadamente para los niños, cuentan con la mano del padre y la madre para que lo ayuden a adaptarse. Solo ellos serán capaces de frustrarlo amorosamente. El padre como figura de autoridad pondrá los límites a su hijo con amor y con comprensión lo acompañará mientras se ajusta. Sería un error evitarse el trabajo de enseñar a los hijos el significado de la palabra no.
El padre que siente miedo a ver a sus hijos enojados con él o a que lo vean como fuente de frustración, corre el serio riesgo de caer en la permisividad y el abandono de la importante labor de establecer los límites en la crianza. Con el tiempo un hijo podría cuestionar el amor que le tiene su padre, cuando descubre que este fue incapaz de decirle "no".
Bibliografía
http://www.mujernueva.org/articulos/articulop.phtml?se=3&ca=5&te=1&id=1182

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